El jueves 10 de mayo, en el atrio de la basílica de San Pedro en la ciudad del Vaticano, tuvo lugar la lectura solemne de la bula de inicio del Jubileo 2025, que el el papa Francisco ha titulado Spes non confundit.
«Que el Jubileo sea para todos una ocasión para reavivar la esperanza». Estas palabras podrían resumir la riqueza de la bula que se abre a la luz de la expresión de san Pablo «La esperanza que no defrauda», porque ofrece la certeza del amor de Dios. Es un anuncio que se dirige a todos porque «todos esperan», y «en el corazón de cada persona está contenida la esperanza como deseo y espera del bien» (n.1). De este modo, la comunidad cristiana se hace portadora de un contenido que va más allá de los propios límites eclesiales para llegar al corazón y a la mente de cada persona.
En cuanto al tema de la indulgencia, que es el primer contenido del Jubileo, Spes non confundit ofrece una interesante clave de interpretación cuando afirma: «el perdón no cambia el pasado, no puede cambiar lo que ya ha sucedido; y, sin embargo, el perdón puede permitir cambiar el futuro y vivir de otra manera, sin rencor, resentimiento y venganza. El futuro iluminado por el perdón permite leer el pasado con ojos diferentes, más serenos, aunque todavía manchados de lágrimas» (n. 23).
El Jubileo 2025 se caracterizará también por algunos «signos de esperanza» que el Santo Padre ha querido incluir en la Bula. Entre ellos figuran propuestas y gestos concretos, como la apertura de una Puerta Santa
