3 de julio de 2024

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Santo Tomás
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Caminando Juntos | Mensaje para la Jornada Mundial de la Vida Consagrada 2022

Caminando Juntos | Mensaje para la Jornada Mundial de la Vida Consagrada 2022

 El próximo 2 de febrero celebraremos la Jornada Mundial de la Vida Consagrada con el lema de este año «Caminando juntos». Es un momento celebrativo muy importante para nuestra Diócesis, tanto por el número de personas consagradas que formamos parte de esta Iglesia particular como por la importancia pastoral del compromiso de aquellos que viven esta consagración entre nosotros. 

La vida consagrada despliega su ser en la vida, en la santidad y en la misión de la Iglesia como un don precioso y necesario para todos los cristianos. Por ello, como dice la Exhortación Apostólica Postsinodal Vita consecrata, “la vida consagrada está en el corazón mismo de la Iglesia” (Vita consecrata, n.3). Esta es la profunda convicción que la Iglesia ha ido gestando dentro de sí misma a partir del Concilio vaticano II y que, como brújula segura, marca el camino de todos los consagrados. 

En la estela del Concilio Vaticano II es también como el Papa Francisco ha emplazado a todo el pueblo de Dios a situarse en modo sinodal convocando un Sínodo bajo el título” Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión. En este momento estamos viviendo la etapa preparatoria de este Sínodo, que culminará en octubre de 2023, en la que todo el pueblo de Dios está llamado a un diálogo activo y sincero sobre los caminos que el Señor le pide a su Iglesia que recorra hoy. 

En un importante discurso con ocasión de la conmemoración del 50 aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos, el Papa Francisco afirmó que “el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”. Y añadía que “la Iglesia no es otra cosa que el caminar juntos de la grey de Dios por los senderos de la historia que sale al encuentro de Cristo el Señor”. 

La llamada del Papa a vivir la sinodalidad se ha convertido en una voz insistente de toda la Iglesia en estos últimos años. Es una llamada que nos llega de todas partes, tanto a pastores como a fieles. En cierto modo, es una llamada a la que no podemos permanecer ajenos, aceptándola o rechazándola. Es un signo de los tiempos de nuestra Iglesia. 

La vida consagrada necesita hoy abrirse al reto de vivir la sinodalidad en todas las dimensiones de su vocación eclesial. Como buscadores y testigos apasionados de Dios, los consagrados están llamados a caminar juntos con todo el pueblo Dios en los caminos de la historia y en la entraña de la humanidad. Estos imperativos de la vocación consagrada nacen de la exigencia de la Iglesia de fortalecer las sinergias en todos los ámbitos de la misión, como nos dice el papa Francisco en la Exhortación Apostólica Evagelii gaudium. 

Para la vida consagrada, la invitación a caminar juntos supone hacerlo en cada una de las dimensiones fundamentales de la consagración: en la escucha, en la comunión y en la misión. 

Caminar juntos en la escucha de la Palabra de Dios y de los hermanos es un camino común para encontrar a Dios en la escucha, una clave fundamental de la sinodalidad. “Una Iglesia sinodal —dice el Papa Francisco en el discurso citado— es una Iglesia de la escucha, con la conciencia de que escuchar es más que oír”. Mantener el oído atento para escuchar al Espíritu, a los hermanos con los que se comparte la vida es la mejor garantía para caminar juntos por las sendas de la fidelidad a la propia vocación. 

Caminar juntos en la comunión con Dios y con los hermanos es el camino que el Señor quiere para el hombre. En este camino, los consagrados están llamados a ser en la Iglesia y en el mundo expertos en comunión, testigos y artífices de aquel proyecto de comunión que constituye la cima de la historia del hombre según Dios, tal como dice el Papa Francisco en la carta apostólica a todos los consagrados con ocasión del Año de la Vida Consagrada. 

Caminar juntos en la misión supone descubrir la dulce y confortadora alegría de evangelizar. Una Iglesia sinodal es una Iglesia en salida y la misión en clave sinodal conlleva el diálogo, la escucha, el discernimiento y la colaboración de todos en la acción misionera. Para la vida consagrada, caminar juntos en misión supone reforzar la corresponsabilidad y el compromiso en la misión de la Iglesia particular aportando sus dones carismáticos sin perder nunca de vista la disponibilidad a la Iglesia universal. 

Os invito a todos a vivir con gozo esta Jornada de la Vida Consagrada y también a compartir juntos la Eucaristía que celebraremos el próximo día 2 en nuestra Concatedral. 

Mientras avanzamos en el camino sinodal, damos gracias a Dios por el don de la vida consagrada que enriquece a la Iglesia con sus virtudes y carismas y le muestra al mundo el testimonio alegre de la entrega radical al señor. 

Unidos en el camino del Señor. 

Con profundo afecto y gratitud, 

 

+ Luis Quinteiro Fiuza. 

Obispo de Tui-Vigo. 

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