Un día como hoy, hace exactamente 170 años, se inauguraba el Seminario de Tui. Desde entonces, los muros de piedra han acogido a miles de jóvenes de manera ininterrumpida. Muchos de ellos se ordenarían sacerdotes; otros continuarían su vida como seglares.
Además de ser el 170 aniversario de este edificio, el Seminario Menor de Tui ha abierto sus puerta a un nuevo rector: don Antonio Menduiña, quien tomaba posesión de su cargo el pasado julio. Durante el verano ha comenzado la preparación de este nuevo curso escolar que se presenta con cientos de retos y con la incertidumbre provocada por el coronavirus.
En pleno 2020, este edificio se encuentra en proceso de modernización, pues se trata de «un lugar centenario, con necesidades millenials», explica su administrador, don Alberto Montes. Y parece que, por el momento, lo están consiguiendo porque a lo largo de los pasillos las pizarras magnéticas conviven con los anchos muros de piedra, y con los ordenadores de mesa en cada aula.
Pero en medio de todo eso, se asoman con disimulo: flechas que indican el sentido por el que se ha de caminar; carteles que establecen el número de personas que han de entrar en cada sala; botes de gel hidroalcohólico en las puertas para desinfectar las manos; o pupitres “nominales” que guardan la distancia de seguridad.
El COVID-19 irrumpió en el Seminario Menor, como en el resto de la Diócesis, para desbaratar la programación que conmemoraría el 170 aniversario. Los actos previstos para este año se han cancelado y, más allá del claustro de profesores o de las familias de los seminaristas, nadie recuerda este cumpleaños.
Pero, ¿cómo es en realidad la vida del Seminario Menor? ¿Cómo han vivido los meses de confinamiento? ¿Qué planes hay para el futuro de la mano de este nuevo rector? Para responder a todas estas preguntas, nadie mejor que el equipo que trabaja mano a mano en el centro: María José González, profesora y secretaría; don Alberto Montes, formador y administrador; y don Antonio Menduiña, rector desde este verano.
