Coincidiendo con el nacimiento de santa Bonifiacia, fundadora de la congregación de las Siervas de San José, el 6 de junio, el templo parroquial de Nuestra Señora de las Nieves en Vigo acogió la eucaristía de acción de gracias por el 150 aniversario de la fundación de la congregación de las «josefinas». El obispo y administrador apostólico de Tui-Vigo, Mons. Luis Quinteiro, presidió esta celebración en la que dio gracias por la presencia, durante 90 años, de las Siervas de San José en la diócesis tudense a través del colegio situado en el barrio obrero de Teis.
Durante su intervención, el prelado Mons. Luis Quinteiro expresó que la vida de santa Bonifacia estuvo «llena de fascinación y de dificultad». A través de una vida escondida, desde su taller, la fundadora de las Siervas de San José vislumbró un camino de Dios, que pocos comprendieron. En este sentido, el obispo subrayó que «el cristiano, en cualquier época, tiene que comprender la cruz. Santa Bonifacia iluminó la cruz con su carisma», que incentivó a través de su taller para la promoción y la evangelización de la mujer trabajadora.
La comunidad de las Siervas de San José en Vigo está viviendo este acontecimiento del 150 aniversario con ilusión, con alegría y con agradecimiento. Para el colegio San José de A Guía está siendo «un año de gracia», en el que dar a conocer de manera especial el carisma y los fundadores de la congregación.
Isabel Hiebra, religiosa de las Siervas de San José en Vigo, explica que, 90 años después de su llegada a la ciudad olívica perciben que «ha habido un impacto importante en el barrio de promoción y de atención a la persona, de cercanía, de proximidad y, en una publicación reciente de Aquí Teis. Periódico do barrio, lo que dicen es que siempre se han sentido como en casa: acogidos en una vida y en un ambiente familiar, sencillo, que es nuestro talante y nuestro estilo de vida. Ha sido un espacio de compartir, un hogar, una familia».
Esther Pérez, «josefina» desde hace 55 años
Esther Pérez, religiosa de las Siervas de San José desde hace 55 años, nació en Valladares, en una familia con larga «tradición de sacerdotes y de religiosas», explica. Conoció a la congregación gracias a su tío, «el cura», y gracia a una de sus tías que, como ella, siguió el carisma de santa Bonifacia, convirtiéndose en la primera viguesa, Sierva de San José.
Su vocación nació en su familia, gracias al conocimiento de Jesús que le inculcaron de niña y que la llevó a sentir fascinación por la vida de Cristo y por su Evangelio. En ese contexto, conoce a las Siervas de San José y se enamora de «su estilo, su forma de pensar, de entregarse. Me llamó mucho la capacidad de servicio y del trabajo bien hecho que tenían», cualidades que pudo observar en su tío y en su tía. Así, «llega un momento —recuerda Esther— en el que sientes que alto te llama desde el conocimiento que tienes de Jesús y te decides a probar algo distinto, una entrega a los demás, un servicio a la sociedad… Esto me llenaba».
Amistad y cariño son las palabras que resuenen en Esther al hacer memoria agradecida de estos 55 años de vocación entregada. En este tiempo, destaca, especialmente, la vida en comunidad, que le encantó desde el primer momento. Ahora, a todas las personas que se puedan estar planteando la vocación religiosa les invita a «seguir adelante» para a descubrir, paso a paso, cuál es su sitio en la vida, de la mano de Jesús.
