3 de julio de 2024

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Santo Tomás
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Los peregrinos de Brasil entregan una reliquia en madera de los beatos Manuel y Adilio

Los peregrinos de Brasil entregan una reliquia en madera de los beatos Manuel y Adilio
Foto: Durante la procesión al monumento, Teresinha, sobrina del monaguillo Adilio, portó la reliquia.

El lunes, durante la celebración presidida por el obispo de Tui-Vigo en el templo parroquial de San José de Ribarteme, el grupo de peregrinos de la diócesis brasileña de Federico Westphalen, en Rio Grande do Sul, que recorrieron «Os caminhos do Beato Manuel Gómez González», entregaron una reliquia en madera procedente de Brasil, que permanecerá en la iglesia en la que el beato Manuel Gómez recibió el bautismo y la confirmación.

Durante la celebración, Mons. Luis Quinteiro expresó que «estar hoy aquí nos llena de emoción. Sé que, para vosotros que venís en peregrinación, os produce una emoción muy grande este momento de estar en el lugar en el que el padre Manuel fue bautizado, donde asistió a misa. Esa emoción la compartimos. Esta diócesis también, desde la distancia, ha intentado vivir la beatificación del padre Manuel y de su monaguillo Adilio». Al hilo de la beatificación, el prelado de Tui-Vigo añadió que «hoy nosotros, después de unos años, recordarnos eso con vuestra presencia. Siempre nos ha emocionado que hayáis mantenido tanta vinculación con nuestra tierra».

El recuerdo de la eucaristía de beatificación del 21 de octubre de 2007 en el parque municipal de exposiciones de Federico Westphalen, lo mantuvo con vida el sacerdote Jesús Gago que acudió en representación de la diócesis de Tui-Vigo al acto en Brasil y que supuso, tal y como expresó durante la celebración del pasado lunes, «una gracia grande de Dios poder acudir con los familiares del beato Manuel, en esta tierra, a la beatificación a Federico Westphalen. Llegamos a Nonai y el recibimiento y la acogida fue maravillosa en todos los sentidos: personal, espiritual, económica…».

Tras la acción de gracias, el padre Leandro Piffer, párroco de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús en el municipio brasileño de Vista Alegre, entregó al obispo de Tui-Vigo una reliquia traída de Brasil: un fragmento de madera del árbol en el que fueron martirizados el padre Manuel y el monaguillo Adilio. A esta reliquia, se sumaron otros obsequios entre los que destaca el estandarte de los beatos en agradecimiento por la acogida y bienvenida que, tal y como expreso el padre Tiago Wollman, vicepostulador de la canonización de los beatos, «nosotros no somos solo veinticuatro personas que estamos aquí en peregrinación. Hay muchos familiares unidos a nosotros en este momento porque, para nosotros, este es un lugar sagrado».

Una vez realizada la entrega de la reliquia, los presentes en la celebración salieron en procesión hasta el monumento de los beatos con la reliquia que portó Teresinha, sobrina del monaguillo Adilio, que en la actualidad es ministra de la eucaristía, tarea que ejerce, según ha explicado, como «una semilla del tío Adilio, porque tal vez, si hubiese llegado a la edad adulta, se habría convertido en sacerdote o se habría mantenido laico como yo» y ahora solo pide «que mi fe sea, cada día, fortalecida» porque desea «continuar realizando este trabajo pastoral».

Además de la eucaristía compartida con la comunidad parroquial, durante la jornada del lunes, los peregrinos pudieron visitar diversas iglesias del territorio portugués en las que el padre Manuel ejerció su ministerio y conocer la pequeña población de san José de Ribarteme —localidad en donde nació el padre Manuel— y la iglesia en la que recibió los sacramentos de iniciación cristiana. También fue una oportunidad para entablar relación con los familiares del beato.  Al día siguiente, el martes, este grupo acudió a Tui para visitar el Seminario en donde estudió y la catedral en la que recibió la ordenación sacerdotal. En su peregrinación por «os caminos do beato Manuel Gómez González» estaba previsto que el grupo se acercarse también a Santiago de Compostela, a Fátima y a diversas ciudades de Portugal.

Peregrinos brasileiros acuden a Ribarteme «polos caminhos do beato Manuel» | © Diocese de Tui-Vigo
P. Tiago Wollman, vicepostulador de la canonización, es vicario parroquial de Nossa Senhora da Luz de Nonoai.
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Sobre el beato Manuel Gómez González

El padre Manuel Gómez nació en san José de Ribarteme (As Neves) en 1877, en el seno de una familia campesina. Fue ordenado sacerdote en Tui 1902. Ejerció su ministerio sacerdotal durante un breve período de tiempo en esta su diócesis, para luego pasar a la de Braga (Portugal) hasta que la persecución religiosa le obligó a trasladarse a Brasil. En este nuevo destino sería nombrado párroco de Nonoai, vasta parroquia que recorrió a lo largo y a lo ancho fundando pequeñas comunidades, en las que promovió y organizó la catequesis e impulsó la participación sacramental. Con tenacidad y gran celo apostólico logró vencer la indiferencia de mucha gente; así mismo, contribuía a mejorar la calidad humana en la vida de los fieles. Dado que no había escuelas en aquellos lugares, abrió una en su propia casa; en ella enseñaba gratuitamente a niños y adolescentes. Además, como había gran carestía de todo, construyó un horno para la fabricación de ladrillos y así pudo edificar la casa parroquial y viviendas para los más pobres. Restauró la iglesia y se esforzó por fomentar también el cultivo de arroz y patatas. Como atestiguan los que le conocieron, era un sacerdote alegre y caritativo.

El obispo le pidió al padre Manuel que fuera a visitar a un grupo de colonos brasileños de origen alemán instalados en la floresta de Três Passos. Los fieles indígenas avisaron al sacerdote del peligro que correría si penetraba en la selva; eran momentos de revolución y luchas sangrientas.  Al llegar al emporio, en busca de información sobre cómo llegar a los colonos, se encontraron con algunos militares que, amablemente, se ofrecieron para acompañarlos. En verdad, se trataba de una emboscada organizada premeditadamente. El padre Manuel y su acólito Adílio Daronch (16 años) fueron llevados a una zona remota de la floresta, donde los esperaban los jefes militares para asesinarlos. Fueron maltratados y luego atados a dos árboles y fusilados, por odio a la fe cristiana el 21 de mayo de 1924.  Durante el pontificado de Benedicto XVI fueron beatificados el 21 de octubre de 2007, en Frederico Westphalen, Brasil.

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